miércoles, 18 de marzo de 2015

El empalagoso romanticismo del PNV de Ortuella

Antes de nada, creo que os debo una disculpa y una aclaración por la entrada que he publicado esta mañana. Lo primero, reconozco que siempre he sido, en cierto modo, un amago de romántico. Tampoco me avergüenza reconocer que esa condición me ha proporcionado no pocos sinsabores a lo largo de mis 37 años de vida.

Pero si algo he aprendido es que el romanticismo en exceso se vuelve empalagoso y corre el riesgo de convertirse en rutinario. Y ha sido esta mañana, al descubrir una sobredosis de romanticismo en mi buzón, cuando, con la glucosa por las nubes, no he podido controlarme y he publicado la entrada sobre la avecilla enjaulada.

Pongámonos en situación. Imaginaos que un día cualquiera descubrís que vuestra pareja ha dejado sobre vuestra almohada una rosa acompañada de una tarjeta en la que pone “Feliz tercer aniversario y medio”. Sé que algunos y algunas estaréis pensando “menudo romántico de pacotilla está éste hecho que critica un detalle tan bonito como ése”. Pero, sinceramente, ¿tercer aniversario y medio? ¿Qué es lo siguiente? ¿Feliz vigésimo sexto mesiversario? ¿Feliz cuadragésimo segundo semanaversario? Lo dicho, rutinario y empalagoso. El romanticismo, como todo en la vida, en su justa medida.

Pues eso es lo que me ha pasado esta mañana, he abierto el buzón, y, en vez de tarjeta, he encontrado esto:


¿Desde cuando se celebra un tercer aniversario y medio? Pues por lo visto el PNV de Ortuella no tiene ningún reparo para gastar dinero público a la hora de financiar su romanticismo empalagoso, por no llamarlo obsceno y pre-electoralista.

Por cierto, la rosa que acompañaba a la tarjeta tenía esta forma:


La de agenda cultural, ese Guadiana que, esporádicamente, aparece en nuestros buzones sin regularidad alguna. Por cierto, más de tres años y medio es el tiempo que desde el PSE-EE de Ortuella llevamos en esta legislatura pidiendo que desde el área de cultura se tomaran en serio la creación de una agenda cultural en condiciones.

E insisto, mis más sinceras disculpas por lo del avecilla enjaulada. Es que a veces me pongo de un tontorrón…

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