Muchos de los que me conocéis
personalmente, y que conocéis mi sentido del humor, me habréis oído
decir más de una vez que, puesto que los arquitectos son "dioses", a
mi se me podría considerar un "semidios". Lo que evidentemente por mi
parte no es más que una broma, también es evidente que algunos de
los llamados “arquitectos estrella” parecen creérselo de verdad.
El origen de esa broma se remonta a los
años de estudio en la Escuela de Arquitectura de Donosti, en los
que, con los compañeros de entonces, asistíamos embelesados a
conferencias como la del ahora incomprendido (entiéndase la ironía)
Santiago Calatrava, que, como ingeniero además de arquitecto, se
permitió sacar pecho delante del abarrotado paraninfo presumiendo de
su superioridad sobre los presentes, ya que, según él, “antes de
aprender a montar en el caballo de la Arquitectura deberíamos haber
aprendido a montar en el burro de la Ingeniería tal y como había
hecho él”. Visto lo visto, parece que queda claro que se perdió
unas cuantas clases de hípica.
Aquél día Calatrava nos hizo
metafóricamente a todos los presentes el mismo gesto que Frank Gehry
le hizo literalmente al periodista que le preguntó si su obra es
“espectáculo”.
Por más que me pudiera explayar en
esta entrada, creo que no podría superar los poco menos de 4 minutos
de este fragmento de audio de “A vivir que son dos días”, de la
Cadena SER, del pasado 25 de octubre, en el que José María Pérez
“Peridis”, dibujante, humorista y escritor además de arquitecto,
opinó de una manera muy acertada no sólo sobre el “desafortunado”
gesto. Comparto su opinión al cien por cien:
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