Sé que más de uno estará pensando
"por fin, ya era hora de que diera señales de vida". Debo reconocer que el
silencio de estos últimos días no se ha debido en absoluto a falta de ganas,
sino más bien a una responsable prudencia, porque en caliente uno puede llegar
a decir y escribir cosas que le salen directamente de las tripas sin haberlas
filtrado antes por la cabeza, como quizás me ocurrió con la última entrada que
publiqué. Algún día, cuando todos seamos abuelos y ya no tengan mayores
consecuencias, puede que comparta con vosotros los borradores de los artículos
que no he llegado a publicar durante estos días.
La razón de que por fin me haya
decidido a publicar una nueva entrada en mi blog personal no es que vaya a
explicar o justificar lo que ha ocurrido o dejado de ocurrir, lo que se ha
hecho o dicho o dejado de hacer o de decir durante estas últimas semanas, ya
bastante se ha dicho y escrito al respecto, con razón o sin razón, con
información o sin información, con intenciones más o menos ocultas o sin ellas.
La razón por la que me he
decidido a "romper este silencio" tampoco son precisamente esos
comentarios, publicaciones y correos electrónicos plagados de reproches y de
consejos que, aunque no compartidos, sí se podrían incluso llegar a agradecer
si no fuera porque la mayoría de ellos están hechos desde la comodidad de la
retaguardia política, cuando no desde la cómoda tranquilidad del sillón
reclinable frente al ordenador de casa.
La razón por la que no he podido
seguir callado son los insultos en las redes sociales, fruto, quien sabe si de
una inmadurez política, o quizás incluso de una cierta inmadurez social o
emocional, de quien se atreve a proferirlos. Porque uno, cuando se mete en esto
de la política municipal sabe que le ocurrirá y debe estar preparado para
recibir y saber encajar las críticas, las acertadas e incluso las injustas, por
muy rabiosas que sean, pero lo que no es de recibo es que, en un pueblo como
Ortuella, se tenga que recurrir al insulto, y menos comprensible es aún cuando
esos insultos provienen de alguien que además decidió entrar en este "juego"
formando parte de unas listas electorales.
Me pregunto cómo pretende
enriquecer la vida política de nuestro pueblo quien, a la primera de turno, es
incapaz de criticar al oponente sin recurrir al insulto.
!vaya Oscar¡ Lamento que haya energúmenos que te insulten, desde luego no te mereces ni el más mínimo, por supuesto como político se te puede criticar, incluso aconsejar, después de visto las cosas todos somos muy listos, pero desde luego insultos, ni uno. Pero tranquilo esos que insultan demuestran la clase de personas que son.
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