Tranquilos, sigo vivo. La sobredosis de lo visto y leído en los últimos meses en las redes sociales, y el que ya no necesite la terapia que dio origen a este blog, han hecho que haya renunciado, temporal y también terapéuticamente, al morboso exhibicionismo y la inexplicable necesidad de algunos por regurgitar lo primero que se les pasa por la cabeza sin hacer el más mínimo esfuerzo de meditación, autocontrol y autocrítica.
Hecho este pseudo manifiesto entendería que me mandaseis a freír espárragos y dejaseis de leer ésta y las posibles futuras entradas de este blog. Pero si aún así estáis dispuestos a seguir leyendo, ahí va mi primera opinión crítica-política en meses.
Resulta que esta Nochebuena, como buenos católicos romanos apostólicos (entiéndase la ironía), el Clan de los Salicio Rego, después de cenar, nos pusimos a ver por enésima vez "La Vida de Brian", mordaz e imperecedera obra maestra de los Monty Python, cargada de una ironía y una crítica social y política que, treinta y seis años después, sigue estando de rabiosa actualidad.
El caso es que últimamente, cada vez que enciendo la radio o pongo las noticias en la tele no puedo dejar de acordarme, entre otras, de esta escena:
Creo que, como dice el refrán, a buen entendedor pocas palabras bastan. Y a aquellos que se den por aludidos, tanto propios como ajenos, tan sólo recordarles que, mientras, los Romanos están frotándose las manos.
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